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Eterizados

En el mundo visible de la materia reconocemos cuatro elementos: tierra, agua, aire y fuego.

Las plantas eterizan la materia, haciéndola viva.

En el organismo humano no encontramos los elementos como los encontramos en la naturaleza, sino los éteres. El éter de calor, el éter de luz, el éter del sonido o químico y el éter de vida forman el organismo humano.

La naturaleza evoluciona hacia el ser humano al que admira y del cual aprende. El ser humano tiene como misión ser individuo, indiviso y único, eligiendo a qué presta su atención, con qué se alimenta, qué utiliza o consume y a qué dedica su tiempo. Elegir es la tarea que distingue al hombre y la que crea su destino.

Es la tarea que le sitúa en afinidad con otros hombres y con el cosmos.

Lo natural es que el hombre transforme la naturaleza y la humanice.

En el hombre el elemento tierra no existe, se transforma en éter de vida.

La tierra anhela que el hombre transforme a la tierra poniendo alma y vida al servicio de la mejor y más bella evolución para todos.